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miércoles, 14 de octubre de 2009

Escoged hoy


El presidente Henry B. Eyring nos insta a buscar la ayuda de Dios para superar la complacencia y el desgano y hallar dicha en servirle hoy mismo.






Hay peligro en la frase algún día cuando en realidad significa “hoy no”.
  • “Algún día me arrepentiré”.
  • “Algún día lo perdonaré”.
  • “Algún día hablaré con mi amigo acerca de la Iglesia”.
  • “Algún día comenzaré a pagar el diezmo”.
  • “Algún día regresaré al templo”.
  • “Algún día…”.

El peligro de postergar

En las Escrituras está claro el peligro de postergar. Esto es, que podríamos descubrir que se nos ha acabado el tiempo. Dios, quien nos da cada día como un tesoro, requerirá que le rindamos cuentas. Nosotros lloraremos y Él llorará, si hemos tenido la intención de arrepentirnos y de servirle en los mañanas que nunca llegaron o en los ayeres con los que hemos soñado, cuando ya ha pasado la oportunidad de actuar. El “hoy” es un don preciado de Dios. El pensamiento “Algún día lo haré” puede robarnos las oportunidades que nos da el tiempo y las bendiciones de la eternidad.

En las palabras registradas en el Libro de Mormón se encuentra una advertencia y un consejo solemnes:

“Y como os dije antes, ya que habéis tenido tantos testimonios, os ruego, por tanto, que no demoréis el día de vuestro arrepentimiento hasta el fin; porque después de este día de vida, que se nos da para prepararnos para la eternidad, he aquí que si no mejoramos nuestro tiempo durante esta vida, entonces viene la noche de tinieblas en la cual no se puede hacer obra alguna.

“No podréis decir, cuando os halléis ante esa terrible crisis: Me arrepentiré, me volveré a mi Dios. No, no podréis decir esto; porque el mismo espíritu que posea vuestros cuerpos al salir de esta vida, ese mismo espíritu tendrá poder para poseer vuestro cuerpo en aquel mundo eterno”


Entonces Amulek advierte que postergar el arrepentimiento y el servicio puede causar que el Espíritu del Señor se aleje.

Pero junto con la advertencia también nos da esperanza:

“Y sé esto, porque el Señor ha dicho que no mora en templos impuros, sino en los corazones de los justos es donde mora; sí, y también ha dicho que los justos se sentarán en su reino, para ya no volver a salir; y sus vestidos serán blanqueados por medio de la sangre del Cordero”

Todos necesitaremos Su ayuda

Para evitar la tragedia de postergar lo que debemos hacer aquí y ahora a fin de obtener la vida eterna. Para la mayoría de nosotros, la tentación de postergar vendrá de uno o dos sentimientos que son totalmente opuestos: uno es estar satisfechos con lo que ya hemos hecho, y el otro es sentirnos abrumados por la necesidad de hacer más.

Para los que están desanimados por sus circunstancias y, por lo tanto, se sienten tentados a pensar que hoy no pueden servir al Señor, les hago dos promesas.

Por más difíciles que hoy les parezcan las cosas, estarán mejor al día siguiente si eligen servir al Señor hoy mismo de todo corazón. Tal vez no mejoren sus circunstancias en todas las formas que ustedes quisieran, pero habrán recibido nuevas fuerzas para llevar sus cargas y una confianza renovada que cuando las cargas sean demasiado pesadas, el Señor, al que han servido, llevará las cargas que ustedes no puedan llevar. Él sabe cómo, porque se preparó hace mucho tiempo. Padeció las enfermedades y los dolores de ustedes en la carne para saber cómo socorrerles.

La otra promesa que les hago es que al elegir hoy servirle a Él, sentirán Su amor y llegarán a amarle más. Tal vez recuerden la Escritura (Mosíah 5:12–13):

“Yo os digo: Quisiera que os acordaseis de conservar siempre escrito este nombre en vuestros corazones para que… oigáis y conozcáis la voz por la cual seréis llamados, y también el nombre por el cual él os llamará.

“Porque ¿cómo conoce un hombre al amo a quien no ha servido, que es un extraño para él, y se halla lejos de los pensamientos y de las intenciones de su corazón?”

Al servir a Dios hoy, llegarán a conocerle mejor; sentirán Su amor y aprecio; no querrán postergar el recibir esa bendición; y al sentir Su amor sentirán deseo de servirle, lo cual quitará los sentimientos de complacencia y de desánimo.

Sé que el Padre Celestial vive y contesta nuestras oraciones. Sé que Jesús es el Cristo viviente, el Salvador del mundo, y que podemos elegir sentir el gozo y la paz que provienen de estar a Su servicio hoy. En el nombre de Jesucristo. Amén.

Henry B. Eyring

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